Capitulo
6
Me quedé boquiabierta porque todos estaban estupendos… mentira. Me
quedé boquiabierta porque Feinan estaba igualito que mi hermano. Si
tuviera los ojos marrones sería su copia idéntica. El traje que
tenía puesto también era de mi hermano y el de Kyle era el de mi
padre. Me entró un poco de nostalgia, pero estaban muy guapos.
Michelle también estaba preciosa, aunque para mí solía estarlo
siempre. Lo que llamó mi atención fue su pelo, lo tenía más
definido de lo habitual; le quedaba genial.
Ellos
también se quedaron boquiabiertos al verme y yo les sonreí. Fui a
donde estaban y Feinan me preguntó con su peculiar sentido del humor:
-
Perdona, ¿has visto a Reira? Es que he quedado con ella para ir a la
fiesta y no aparece por ningún lado.
-
Eres tonto.-le dije.
-
De nacimiento. –intervino Kyle guiñándole el ojo a Feinan.
Mi
madre me llevó casi volando hasta la cocina donde se encontraba mi
abuela.
-
Oh, mi pequeña. –me dijo mi abuela- Estás preciosa. Te pareces
mucho a tu madre cuando tenía tu edad. –y la ayudé a levantarse
de la silla para que me pudiera abrazar. Luego me susurró al oído.
–Mañana cuéntame cómo besa ese muchacho tan guapo eh.
-
¡Abuela! -grité alborotada. Pero ella me ignoró y le dijo con la
mano a Feinan que se acercara. Él le hizo caso.
-
Cuida bien de mi niña y no hagáis tonterías. –le dijo entonces.
Yo me llevé la mano a la frente sin poder creerme lo que oía.
-
Se lo prometo –le aseguró Feinan con una amplia sonrisa.
Mi
abuela se nos quedó mirando un rato más y luego nos cogió una mano
a cada uno. Dijo:
-
Que pareja más bonita. –mi abuela sabía perfectamente cómo
hacerme enrojecer y en esta ocasión también lo consiguió. Se sentó
en la silla y me advirtió- Brad (el anciano que toca la guitarra) me
dijo que él se irá a las ocho, no me acuerdo porque pero a partir
de ese momento podrás bailar con este muchacho tan guapo.
- Creo
que nos tenemos que ir yendo. –dije con la intención de escaparme
de una vez de allí.
Nos
juntamos con Michelle y Kyle y nos fuimos a la plaza. Ya había mucha
gente, desde niños pequeños hasta ancianos. Entre ellos encontré a
Brad y me fui a donde él después de prometerle a Feinan que
volvería en una media hora. No quería dejarlo solo, sino se
aburriría como una ostra.
Mientras
yo estaba con Brad, Jaden y su acompañante (no sé si sería su
novia o no) fueron a donde los demás. Entonces Jaden le dijo algo a
su chica y ella se alejó de allí.
-
Fe-no sé qué ¿puedo hablar contigo? –le preguntó Jaden entonces
a Feinan.
-
No. –respondió éste secamente.
-
¿Tienes miedo? –intentó chincharle.
-
No veo nada por lo que deba asustarme –dijo Feinan mirando a ambos lados.
-
Vale. Entonces te lo digo de otra manera: voy hablar contigo, quieras
o no. –espetó Jaden.
-
Eres un poco pesado ¿lo sabías? –bromeó Feinan entonces.
-
Pues entonces te lo digo aquí y ahora: Reira es mía. –dijo Jaden
muy seguro.
-
¿Y entonces por qué no está contigo? –dijo Feinan sin alterarse
pero por dentro estaba rabioso.- Mira, si quisiera estar contigo, no
estaría conmigo.
-
Una chica así, nunca debería estar con un perdedor como tú.
–espetó Jaden.
-
Así ¿cómo? ¿preciosa? Pues te digo una cosa: déjanos en paz, tú
ya tuviste tu oportunidad y la fastidiaste. Así que ya sabes.
–Feinan dejó claramente el asuntó y Jaden se alejó de allí.
Ya
eran las siete y media… ¡tenía que cantar! Estaba nerviosísima.
Brad empezó a tocar la guitarra y me di cuenta de que debía empezar
¡ya! Y eso hice.
Canté
lo mejor que pude hasta las ocho menos cinco. Vi que Feinan estaba
sentado en una silla y con una cara de aburrimiento… que se me
ocurrió una idea para darle un susto.
-
Me gustaría cantar la última canción con un amigo mío que está
sentado en aquella silla medio rota de allí. –anuncié- ¿Vienes?
–le pregunté a Feinan con una sonrisa maligna.
Él
puso una cara como diciendo: ¿estás hablando en serio?
-
Ven. –le dije.
-
Que vaya, que vaya, que vaya, que vaya –empezó toda la gente menos
Jaden y al final Feinan cedió.
Vino
a donde estaba yo y me susurró:
-
Claro que sabes –le susurré yo a él y luego les dije a todos-
¿Cantamos todos?
Algunos
dijeron: ¡claro! Otros: ¡sí! Otros: ¡vamos! Pero todos dieron su
afirmación.
Lo
que pasó a continuación fue alucinante. Todos cantábamos a pleno
pulmón y también me divertí bailando con Feinan. La verdad es que
reí más que canté. Ya eran más de las ocho y Brad se tenía que
ir. Nos despedimos y él se fue.
Feinan
y yo decidimos bajar a un lado de la plaza, donde estaban Michelle y
Kyle con una señora con la que Michelle se llevaba muy bien. (Luisa,
la señora que cuidó de Michelle como si fuera su propia hija cuando
su madre murió).
-
Vaya voz que tienes –me dijo Luisa. Yo no sabía que decir y me
quedé callada sonriendo– bueno, me tengo que ir, hasta pronto –nos
dijo a todos y se alejó hacia su casa.
Entonces
Kyle y Michelle intercambiaron una mirada y nos dijeron:
Nosotros
nos quedamos con unas caras de no entender nada, pero Feinan pronto
supo cómo aprovechar la ocasión diciéndoles:
-
Ah, ya entiendo. Queréis estar solos. Por nosotros genial ¿a que sí
Reira?
-
¡Claro! –dije yo.
-
¡¿Qué?! –dijeron alborotados.
-
Que no pasa nada… no tenéis porque darnos explicaciones…
tranquilos… -insistió Feinan.
-
Yo te mato –le advirtió Kyle- Os aseguramos que no es eso.
-Michelle hizo un gesto de afirmación- Además, es justo lo
contrario ¿A que sí, Fein?
-
Calla –le dijo éste muy serio y ellos rieron. Yo no entendía
nada, pero antes de que me diera tiempo a preguntar, Michelle y Kyle
se fueron.
-
¿Qué pasa? –le pregunté a Feinan.
-
Nada. –dijo él desviando la mirada y se quedó mirando al otro
lado. Yo le moví la cara con la mano para que me mirase y me dijera
lo que escondían, pero él no dijo nada. –Da igual –dijo al
final- ¿Quieres bailar?
-
Supongo –dije quedándome con las ganas de saber lo que se
tramaban, pero conociendo a Feinan no me lo contaría, era demasiado
cabezota.
La
gente estaba bailando justo en el centro de la plaza y nos dirigimos
allí. Que oportuno fue. ¡Justo cuando llegamos, empezaron a tocar
una lenta! Luego entendimos porque fue tan oportuno: Kyle y Michelle
estaban al lado de los músicos. Si fuera legal… ¡los mataría!
¿Por qué se comportaban así? Estaba confusa. ¡Ni que fuéramos
novios!
Feinan
alargó su mano para que yo la cogiera y luego sonrió tímidamente
(lo que era descomunal en él). Yo se la cogí y entonces me dijo:
-
Ahora veremos si bailas igual que cantas.
Si
me obligaran a admitirlo diría que el chico sabía bailar. Yo, al
contrario, nunca había bailado una lenta y me dejaba llevar por él.
Entonces, la música se apaciguó y nos quedamos mirando el uno al
otro, como nunca lo habíamos hecho, como si nos hubieran hechizado.
Me atrajo más hacia él y yo no puse resistencia, me gustaba la
idea. Sus fuertes y firmes brazos me sujetaban por la cintura y yo
tenía los míos detrás de su cuello, de modo que podíamos seguir
observando el uno al otro. La canción terminó y sin que me diera
cuenta ya tenía sus labios encima de los míos. No sabía si había
sido él o yo el que dio el paso, pero no me importaba. Solo quería
que el tiempo se congelara y que siguiera teniéndolo tan cerca como
lo tenía ahora. Algunos nos miraban, pero tampoco me importaba.
Apoye
mi cabeza en su pecho, sintiendo el latido de su corazón más rápido
de lo normal. Estuvimos un rato más de aquella manera hasta que
empezaron a tocar una canción muy alegre. Sin decir ni una palabra,
decidimos ir a una esquina de la plaza, justo al lado de un callejón
sin salida.
-
Esta fiesta es mucho mejor que la de mi pueblo –me dijo con su
sonrisa asombrosa.- me alegro de estar aquí, contigo. –yo me
acurruqué contra él y su sonrisa se amplió. Paso un buen rato y
añadió- ¿Sabes? Antes no te lo he dicho pero… estás preciosa
con ese vestido.
-
No es mi estilo –dije y se rió- y oye… tú… tampoco estás
nada mal, quiero decir, te queda bien el traje –entonces me hizo
cosquillas. - ¡Feinan, eso no vale!
Pero
él siguió haciéndome cosquillas, parecíamos niños pequeños.
Luego decidí ponerlo a prueba.
-
Vale, te has puesto el traje pero, apuesto a que se te ha olvidado la
promesa –le aseguré.
-¿Qué
promesa? ¿Hablas del puñal? –me preguntó acodándose de ella.
-
Sí. Si no, ¿cómo vas a salvarte?
-
Pero ¿por qué necesitaría salvarme ahora? –dijo extrañado y yo,
que tenía la cuchilla enredada con una cuerda en el tobillo, la
saqué y la sujeté al lado de su cuello.- ya entiendo.- dijo
entonces.
-
Me lo prometiste –dije poniendo una cara triste.
-
Ah, lo siento mucho –me dijo. Yo me reí y luego le besé.
-
No pasa nada –le dije guardando la cuchilla de nuevo donde estaba.
–Pero una vez… bueno, el año pasado, nos atacaron en plena
fiesta. Por eso te lo decía, quería asegurarme de que no te pase
nada.
-
Y Jaden no supo protegerte –dijo para sus adentros pero yo lo oí.
-
No hables de ese pesado –dije.
Él
recuperó su sonrisa y me besó, me dio un beso tierno. Pero luego me
besó otra vez, con más fuerza, con más pasión. Esta vez sí que
me di cuenta de lo mucho que me importaba, y eso, conociéndolo tan
poco.
Escrito por: Seira Vela
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