Capitulo
3
A
la mañana siguiente Feinan y Kyle se levantaron muy temprano y
Michelle y yo seguíamos durmiendo.
-
¡Feinan, estás loco! ¡Ella es la elegida! ¡La tenemos que llevar
a Nilanda! –le gritaba Kyle a Feinan.
-
Tal vez esté loco, pero no pienso ponerla en peligro. Es muy joven y
no quiero llevarla a combatir en la guerra.
-
¡Pero si será de nuestra edad! Si no la llevas ¡te matarán por
traición! Y siendo el príncipe de Nilanda y uno de los elegidos
¡vas a montar un caos! – (Feinan era el elegido del fuego, el que
salía en mis sueños).
Kyle
intentaba que Feinan entrara en razón, pero él no estaba por la
labor.
-
Creo que ya se lo que te pasa –le anunció Kyle- Feinan se ha
enamorado –dijo en tono burlón.
-
¡¿Qué?! ¡Pero qué estás diciendo! –chilló Feinan
enrojeciéndose.
-
¿Y entonces por qué no quieres llevarla?
Feinan
se quedó callado.
-
Fein, tenemos que llevarla. –insistió Kyle.
-
¡No! No pienso hacerlo y tú tampoco lo harás. No le digas nada de
esto y tampoco le digas quién soy.
-
Solo si me dices el porqué.
Feinan
se quedó en silencio otra vez pero luego añadió:
-
Porque me gusta. Ya está, lo he dicho. ¿Contento?
-
Nuestro Fein se ha hecho grande… -bromeó Kyle.
-
No empieces Kyle. Y no te la lleves, ni le digas nada.
-
No lo haré porque eres mi mejor amigo. –le prometió.
Feinan
sonrió. Decidieron prepararnos el desayuno y justó entones
aparecimos nosotras. Nos quedamos asombradas. Ningún chico me había
preparado el desayuno nunca, ni siquiera el borracho de mi padre. Es
más, dudaba que supieran hacerlo.
-
Vaya, que sorpresa –dijo Michelle- muchas gracias.
-
Buenos días –dije yo, que aún seguía medio dormida y bostecé.
Michelle me dio un codazo para que les agradeciera yo también –ah,
gracias.
Feinan
se rió. Nos sentamos todos y empezamos a charlar.
-
¿Cómo tienes la mano? –me preguntó Feinan.
-
Bien. No me duele, como ayer –le dije pero la verdad era que la
tenía mucho mejor.
-
Cabezota.
-
Exagerado. –él se rió- no es para tanto.
-
Después de que te curara…
-
Antes de eso tampoco era para tanto.
-
Si se infectaba sí.
-
Pero eso no pasaría.
-
Podría pasar.
Antes
de que empezáramos a discutir de verdad, Kyle intervino.
-
¿A dónde iremos hoy?
Todos
nos quedamos pensativos. A mí me gustaría andar por el pueblo
porque estaban colocando los últimos detalles para la fiesta que se
celebraba todos los años y también podíamos encontrar a ese tal
“último elegido”. Pero Michelle dijo:
-
Tenemos que comprar comida. En casa solo hay para dos y ahora somos
cuatro.
-
Michelle, no gastes el dinero en vano. –dije, para la sorpresa de
todos.
-
Reira, no creo que comprar comida sea gastar el dinero en vano
–observó Kyle.
-
En el pueblo solo venden verduras –expliqué- y ¡porque comprarlas
pudiendo tenerlas gratis!
-
¡¿No hay carne?! –gritó alarmado Feinan- ¿enserio? –Kyle le
pisó el pié.
-
Solo para la realeza, como en todas partes. Para nosotros no hay
nada. –informó Michelle. –excepto verdura y pasta. Lo más
barato.
-
Es verdad. Odio a la realeza. No sé qué se creen que son. Hasta dan
latigazos por matar un miserable pájaro. Me dan asco. –dije
cabreada pero sin levantar la voz.
Al
oír aquello Feinan bajó la mirada. Él era un príncipe, por lo
tanto era de la realeza, y no le sentó nada bien que yo dijera eso.
Kyle se dio cuenta y decidió decir algo para que nosotras dejáramos
de observarlo.
-
¿A qué viene eso del pájaro y los latigazos? –me preguntó.
-
Una mala experiencia –dijo Michelle. – no fue el mejor día, ni
la mejor ocurrencia.
-
¿Qué pasó? –quiso saber Feinan. Su voz sonó muy grave, casi no
parecía él.
Michelle
y yo intercambiamos una mirada y ella me hizo un gesto de afirmación
diciéndome que lo contara yo. No me apetecía recordarlo pero no
pasaba nada si le contábamos a ellos. No nos juzgarían por ello.
-
Era un día nublado, pero hacía un calor insoportable –empecé a
contar el relato- Mi hermano, Michelle y yo fuimos al bosque como es
habitual, pero ese día llevamos un arco y una estaca con nosotros.
Los llevamos porque dentro de poco tiempo pasarían por allí unos
carros llenos de carne, pescado, joyas, dinero… para los reyes. Y
claro, con tanto olor, vienen un montón de pájaros, por lo que
pensamos matar uno para probar que tal sabe la carne. –Hice una
pausa breve. Todos me miraban- Se acercaron un montón de gruses y mi
hermano disparó una flecha. Se la clavó a uno y lo derribó, pero
uno de los soldados lo vio y pensó que nosotros queríamos darle a
él y no al pájaro. Entonces nos ataron con cadenas y nos metieron
al carro para llevarnos al palacio y para que nos castigaran.
–Michelle no podía oírlo más y se fue llorando a su cuarto. Era
muy sensible y nunca olvidaría lo mal que lo pasó. Seguí contando-
Aunque no me guste reconocerlo, estaba aterrorizada pero aún así
nunca había visto tantas cosas caras. Era asombroso. Había comida
como para todo el pueblo y no me podía creer que solo 5 personas
comerían todo aquello. Pensé que todos los reyes y príncipes
serían gordos, muy gordos. –recordar eso me hizo sonreír y Feinan
y Kyle también rieron- Como estaba diciendo, llegamos al palacio y
nos metieron en una mazmorra hasta que decidieran qué hacer con
nosotros. Decidieron que estaría bien castigarnos dándonos unos
latigazos, y eso hicieron con Michelle y conmigo –les enseñé la
marca que tenía en el brazo- pero entonces descubrieron que mi
hermano robó una moneda del carro.-me quedé un rato en silencio y
se me llenaron los ojos de lágrimas- y lo mataron. ¡Lo mataron!
¡Solo tenía 16 años! ¡Castigaron a unos niños de 13 y 16 años!
–grité, estaba furiosa- Tenemos suerte de estar vivas. Por eso
digo que dan latigazos por matar un maldito pájaro.
Ellos
se quedaron mudos. No sabían qué decir para que me sintiera mejor.
En realidad, no había nada que me hiciera sentir mejor, excepto
devolverme a mi hermano y eso era imposible.
-
Lo siento –dijo Kyle.
-
No pasa nada, tú no tienes la culpa. –le dije- Lo tienen esos
asquerosos. La verdad es que me siento orgullosa de no pertenecer a
la realeza.
Decir
eso ya fue la gota que colmó el vaso para Feinan. Estaba ardiendo y
sudoroso y Kyle no dejaba de mirarle.
-
¿Te apetece un vaso de agua? –le pregunté a Feinan.
-
Muy amable por tu parte –me dijo con sarcasmo, fingiendo una de sus
sonrisas, pero le salió fatal.
-
No eres lo que se dice muy agradecido -le dije en broma.
-
Eso es cuestión de opinión –tragó todo el agua de un solo trago.
Entonces
apareció Michelle. Parecía que se encontraba mejor. No estaba
llorando y ni se notaba que lo había hecho. Tenía su habitual
alegría reflejada en la cara.
Al
final decidimos dar una vuelta por el pueblo para que Kyle y Feinan
lo viesen. Salimos a la calle y empezamos a andar. Kyle estuvo
diciendo lo maravilloso que era todo, aunque solo fueran cosas
normales y corrientes. Feinan se limitó a mirar alrededor y no decir
nada.
De
pronto apareció Jaden (mi ex novio) y me agarró del brazo. Yo me
solté.
-
¿Qué quieres? -le pregunté mosqueada.
No
es que estuviera enfadada con él, pero no solía estar acostumbrada
a que me cogiera del brazo. Además, ya no me gustaba que lo hiciera,
no era mi novio.
-
¿Por qué iba a querer algo? –dijo.
-
Porque estoy segura de que sí.
-
Vale, me has pillado. Quería saber si te gustaría venir conmigo a
la fiesta, lo pasaremos mejor que el año pasado –me aseguró.
Yo
no quería ir con él a la fiesta. Ya no me caía muy bien y me
sorprendía que él quisiera ir conmigo.
-
No es difícil pasarlo mejor que el año pasado –le dije- lo
siento, pero le dije a Feinan que iría con él. –y le agarré del
brazo. Jaden puso mala cara. -¿A que sí, Fein?
-
¿A sí?... Quiero decir, sí sí. –respondió él pillándolo
desprevenido.
-
Bueno… pues entonces… que lo paséis bien –fingió una sonrisa
y se fue a paso rápido. Cuando vi que se alejó lo bastante, le
solté el brazo a Feinan.
Michelle
empezó a reír.
-
¿Quién era ese? –preguntó Kyle riéndose.
-
Pues entonces no tenemos más remedio de ir juntos a esa fiesta
–soltó Feinan con su sonrisa tan especial.
-
¿Quién ha dicho que quiera ir? –contraataqué con otra sonrisa.
-
¿No quieres? –me preguntó un poco desilusionado.
-
Si quiero. ¿Cómo no iba a querer? Es la única noche que puedo
hacer lo que quiero.
-
¿Y qué es lo que quieres? –me preguntó Michelle extrañada por
mi respuesta.
Escrito por: Seira Vela
Todos los derechos de autor reservados. Se prohiben copias, parciales o totales, de la historia. Tampoco adaptaciones.
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